viernes, octubre 23, 2009

Cuento estrellao

Ven junto al fuego, voy a contarte una historia, ¿porque no?.
Érase una vez una niña que jugaba junto al río, se le apareció un elfo y se lo comió.
Colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

- Oye, payaso, espera un momento, ¿tu te crees que eso es un cuento? Menuda patraña, eres más falso que un €uro de madera, uno espera aquí un cuento mágico, el puto Cuentacuentos junto al fuego y me sales con la niña en el río y sanseacabó. Tío, que mierda de cuento, me voy a dormir.
Agur, buenas noches, que durmáis felices como perdices.

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lunes, febrero 16, 2009

Pescaito

Situado por encima del agua se hallaba el pez enjaulado, llevaba un reloj de pulsera atado al cinto que miraba de soslayo siempre que nadie le observaba. Estaba esperando para ser sacrificado, ofrecido al mejor comensal hambriento de pez frito. De vez en cuando lo embadurnaban en aceite para que pareciese mas sabroso. Sin embargo apenas si tenía carne, casí todo era raspa, menos mal que la poca carne que tenía era deliciosa. El sol le calentaba las aletas de tanto en tanto, la luna le cantaba todas las noches. El pez pronto se acostumbró a esta situación, decoró su jaula con algas y se dijo a si mismo:
- ¿Que mas da?. Total, el agua está fría para mi, será un placer bañarme en ella, ¡aquí hace mucho calor!.

Discúlpenme, es la hora de comer.

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martes, noviembre 04, 2008

Comegón

Comegón serpenteaba por la galaxia, dejando una estela blanca a su paso, dirigiendo su cabeza dorada entre las vastas y negras inmensidades del espacio profundo, asomándose a cuerpos celestiales de cuanto en cuanto para observarlos y recargar energía.
Un buen día, Comegón se paró ante un minúsculo planetoide verde, era como tantos otros miles que había visto, lleno de millones de pequeñas criaturas humanoides auto complacientes y cargadas de temores, le recordaba a una casa que el tuvo una vez, hace eones, cuando era un niño cósmico y correteaba cazando monitos entre la espesura de lo que entonces le parecían enormes selvas. Ahora este planeta que tenía delante le parecía insignificante, le entraron ganas de devorarlo, se preguntaba que pensarían sus habitantes, esos hombrecitos verdes escamosos, al verse tragados por una enorme masa de luz...
- ¿Y que importa?- pensó - se fusionaran conmigo y recorrerán el cosmos, viendo a través de mis ojos y compartiendo mis infinitos conocimientos, al fin y al cabo, eso es justamente lo que todos ellos anhelan en su corazón, no pueden ocultármelo. Está bien, les preguntaré dentro de su alma si están dispuestos a aceptar el viaje.
Comegón les preguntó y ellos respondieron al unísono, había aún miedos y dudas pero todos aceptaban que ese era su destino.
Así que se los comió.

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